Mi dinero es mío

Nos van a freír a impuestos. Si no lo sabían es porque no han querido enterarse, pero en todo caso a tiempo están. Si son ustedes algo tranquilotes, pónganle una vela a los santos. Si les va más la marcha, piensen cómo y cuándo hacer emigrar sus capitales. Aquí se los van a esquilmar.

Y lo mejor de todo es que nos lo van a vender como un descenso gradual de los tipos impositivos. Nos van a hacer creer que los ingresos del Estado crecen porque gracias a la rebaja de la recaudación directa la economía se pone en marcha, se genera consumo, y eso deriva en una mayor alimentación financiera del Estado. Cosa que es falsa como sabe cualquier analista con sentido común: la economía se va a reactivar sencillamente porque no hay espacio para seguir cayendo. Y las aves de rapiña ya están prestas para incrementar su parte del pastel.

Si mis impuestos sirvieran para tener mejores autopistas, hospitales sin comisarios políticos que esquilman los recursos, colegios sin piquetes ideológicos que estrellan la educación de los menores, una policía con medios o un Ejército con capacidad de acción, aún podría tener sentido que estos ladrones de guante blanco se lleven una parte en directos y otra en indirectos. Pero la realidad de los últimos años nos ha hecho ver que no: lo quieren para su Corte, para seguir pagando favores y salvar su profesional trasero. Para eso mi dinero es mío y me lo llevo donde quiera.

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