Moody’s prevé que la consolidación continuará avanzando en el sector bancario español tras la ola iniciada por CaixaBank y Bankia, así como por Unicaja y Liberbank, al tiempo que ha advertido de que la calidad de los activos de las entidades empeorará a medida que vayan desapareciendo las garantías públicas de apoyo.
Así lo han puesto de manifiesto la vicepresidenta senior del sector bancario en EMEA de Moody’s, Pepa Mori, y el vicepresidente senior de la firma, José de León, en un encuentro online dedicado al sector financiero español coordinado por la analista sénior María Cabanyes.
Mori ha explicado que las fusiones suponen una vía para mejorar la rentabilidad, ya que permiten aprovechar las sinergias y acelerar los procesos de reestructuración de costes. En cualquier caso, la analista cree que lo importante es que la entidad combinada sea capaz de generar capital.
En este sentido, Mori ha avisado de que la rentabilidad de las entidades financieras, que ya era débil antes del estallido de la actual crisis, continuará cayendo, al tiempo que la calidad de los activos se debilitará a medida que desaparezcan las medidas de apoyo.
De hecho, prevé que todos los países europeos sufrirán un aumento de la mora hasta 2022 y coloca a España como el segundo con mayor impacto, solo por detrás de Italia. Así, estima que la ratio de morosidad de la banca española se situará ligeramente por encima del 6% en los próximos dos años.
Igualmente, aunque ha subrayado la postura de prudencia de la banca española al realizar provisiones extraordinarias y anticipadas, Mori considera que el riesgo sigue estando marcado por la incertidumbre.
Por otro lado, ha destacado la «rápida» reacción de los reguladores ante la crisis generada por la expansión del coronavirus, mediante la relajación de los requerimientos de capital, el inicio de programas de compra de activos o la ampliación de las operaciones de liquidez.
Por su parte, José de León ha añadido que los bonos garantizados y las titulizaciones son una herramienta de financiación clave para las entidades financieras, si bien cada vez se requiere de mayores colaterales para absorber el debilitamiento del sistema, reduciendo el vínculo soberano.