Moody’s considera que el plan estratégico de Repsol 2021-2025 es «positivo» para que el grupo mantenga su actual calificación crediticia a largo plazo (‘Baa2’, con perspectiva ‘negativa’), a pesar del complicado entorno por la pandemia del Covid-19 que ha llevado a una caída sin precedentes en el sector del petróleo y el gas.
En una nota, la agencia señala que la nueva ‘hoja de ruta’ de la compañía para el próximo lustro incluye políticas financieras con una serie de acciones que «apoyan en gran medida el mantenimiento de la calificación actual».
Así, Moody’s valora que el plan estratégico del grupo presidido por Antonio Brufau contenga «elementos crediticios positivos» que indican que el mantenimiento de la calificación actual es «clave» para su estrategia y que la compañía está dispuesta a tomar acciones para proteger su calificación.
Dentro de estas medidas para defender su rating, destaca el recorte del dividendo a 0,6 euros para 2021 y 2022, en torno a un 40% con respecto a 2020; así como la «ambición» de no aumentar la deuda neta hasta 2025 en el escenario base de la compañía, que maneja unos parámetros de en torno a un precio del barril Brent de 50 dólares y de 2,5 dólares por MBtu Henry Hub.
No obstante, en el lado negativo, sitúa el programa de recompra de acciones a partir de 2022 si el Brent se encuentra en el nivel o por encima de su escenario base, aunque entiende que está opción es «flexible» y dependerá en última instancia de la generación de flujo de caja y solo se ejecutará si no compromete el apalancamiento de la empresa y su calificación.
El pasado 26 de noviembre, Repsol lanzó su nuevo plan estratégico 2021-2025, que prevé unas inversiones totales de 18.300 millones de euros en el próximo lustro para acelerar su plan de transformación hacia una compañía cero emisiones netas y ser protagonista en la transición energética.
La nueva ‘hoja de ruta’ lanzada por el grupo, el segundo plan desde que Josu Jon Imaz asumió las riendas ejecutivas de la compañía, incide así en un proyecto para transformar Repsol en el horizonte de la próxima década, pero manteniendo como pilares la generación de caja que permitirá financiar esta apuesta por el crecimiento y una retribución atractiva para los accionistas.
Las inversiones en iniciativas bajas en carbono del grupo representarán un 30% del total, ascendiendo a los 5.500 millones de euros, con el foco especialmente puesto en su expansión internacional en este ámbito.