De los creadores de Thamsanqa Jantjie, el falso intérprete del funeral de Nelson Mandela, llega…el pequeño Nicolás, que ya ha crecido y ha superado al intérprete de pega.
A sus veinte años, Francisco Nicolás Gómez Iglesias, puede “presumir” de estar presente en la coronación de Felipe VI, disfrutar del fútbol en el palco VIP del Santiago Bernabéu, participar en reuniones con empresarios del Ibex-35, entre otras muchas cosas tan habituales en un chaval de su edad.
Pues bien, la doble vida de Nicolas Cage en “The Family Man”, queda en nada si lo comparamos con este atípico adolescente.
En la faceta que podríamos llamar “normal”, la típica que se inicia cuando terminas con el acné y empiezas la etapa universitaria, Nicolás, Nico para los amigos, estudia en el Centro Universitario de Estudios Financieros de Madrid (CUNEF), le gusta jugar al fútbol y salir con sus amigos.
Todo normal hasta que llegamos a la otra faceta. Se puede decir que es un chico inteligente ya que cursaba dos carreras a la vez, por un lado las finanzas, por el otro una precoz carrera delictiva que le llevó a colarse en círculos políticos y económicos.
El joven bien podría haber creado un álbum en su perfil de Facebook, titulado: “Yo estafando”. Sería un álbum interesante ya que tiene fotos en la coronación del rey, a quien da la mano, con Ana Botella, José María Aznar, Ana Rosa Quintana, Esperanza Aguirre, y un largo etcétera.
Haciendo honor a la mentira, para variar, se presentaba ante empresarios y políticos como dirigente del Partido Popular, miembro de la oficina Económica de Moncloa o de la Vicepresidencia, según lo que le apeteciera ese día. Además, prometía inversiones y operaciones inmobiliarias exquisitas, incluso en el extranjero. Para ganar credibilidad, utilizaba fotos de su álbum “Yo estafando”, y las mostraba a sus víctimas.
Una de sus mentiras revolucionó la localidad lucense de Ribadeo. Hizo creer a sus habitantes, alcalde de la población incluido, que el rey Felipe VI iba a hacer una visita, incluso la policía se movilizó para proteger al monarca. Se sirvió de un informe que simulaba pertenecer al Centro Nacional de Inteligencia (CNI), pero que había sido impreso en la copistería de la esquina, y que entregó a su víctima a cambio de 25.00 euros, lo que viene a ser calderilla en los tiempos que corren. Para seguir evitando cualquier fisura en su maquiavélico plan, Nico alquiló un vehículo de alta gama con chófer para entregar el informe. El vehículo incluía un luminoso azul, similar al que emplean las unidades secretas de las Fuerzas de Seguridad para identificarse en caso de emergencia, de esta manera podía saltarse semáforos y evitar atascos, parece que no le gusta esperar.
Era un experto en elaborar informes supuestamente oficiales, suponemos que todo empezaría un día que faltó al colegio y tuvo que falsificar la firma de su madre, pero solo son suposiciones.
Este periplo termina el 14 de octubre, cuando la Policía Nacional pone fin a su aventura después de semanas de investigación. Se le imputa un delito de usurpación de funciones públicas, y se le han incautado placas de la Guardia Civil y de la Policía Municipal, así como un rotativo policial. Por el momento, la jueza de instrucción número 24 de Madrid, Mercedes Pérez Barrios, ha acordado la libertad provisional sin fianza para el joven. Además, le prohíbe abandonar el territorio nacional, le retira el pasaporte en caso de que tenga, y le apercibe que el incumplimiento de estas medidas puede suponer una reforma de su situación procesal.
La magistrada se mostró sorprendida y dijo que no comprende como un joven de 20 años, «con su mera palabrería y aparentemente con su propia identidad, puede acceder a las conferencias, lugares y actos a los que accedió sin alertar desde el inicio con su conducta a nadie por muy de las juventudes del Partido Popular que manifieste haber sido».
Nico, Game Over, más suerte la próxima vez.
Odina Sanz Barnola