No todas pierden con el COVID-19

El impacto del coronavirus dentro del panorama económico y empresarial ha sido dispar. Tres rasgos principales de esta pandemia han generado este fenómeno. Por un lado, el desconocimiento científico sobre su naturaleza y modo de propagarse, que explica la falta de previsión política, sanitaria y financiera. Por otro, la celeridad en que sus efectos se han hecho notar y, en último término, la dimensión global del mismo.

En nuestro país, el sector turístico, que representaba el 14% del Producto Interior Bruto español antes de esta crisis, ha sido uno de los más castigados. Según Exceltur, sus pérdidas podrían alcanzar los 100.000 millones de euros al cierre del presente ejercicio. La reciente prolongación de los ERTE hasta el 31 de enero de 2021 es sin duda una gran noticia que contribuirá a frenar, al menos por el momento, la sangría de puestos de trabajo que viene sufriendo este entorno. Sin embargo, para algunas voces autorizadas resulta insuficiente esta ampliación que consideran debería haber cubierto, al menos, hasta el final de la próxima Semana Santa.

Las cuentas públicas reflejan esta situación de manera alarmante. El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha rectificado las previsiones del Gobierno, indicando que el déficit de España alcanzará el 14,1% del Producto Interior Bruto (PIB) a final de año. Un dato tristemente histórico que no se daba desde la Guerra Civil. Pero si algo ha distinguido a esta coyuntura es que ha tenido un impacto directo e inmediato en el bolsillo de la base social. Así lo ha ratificado el Banco de España al informar de que la riqueza de los hogares españoles bajará, al menos, un 0,5% antes del 31 de diciembre.

Pero no todo son pérdidas. Algunas compañías se han consolidado y han incrementado su valor en los mercados. Sin ir más lejos, Netflix ha visto cómo sus acciones se revalorizaban un 30%. La empresa dirigida por Reed Hastings ha logrado sumar durante los meses de los primeros confinamientos casi 16 millones de usuarios a nivel global y se acerca, en estos momentos, a la ansiada cifra de los 200 millones. De hecho, sólo en el primer trimestre de este año las arcas de la plataforma recibieron 958 millones de dólares frente a los 459 que obtuvieron en el mismo período del pasado ejercicio y en el tercer trimestre ganó un 20% más. Otro canal de pago, Disney+, también ha demostrado una gran resiliencia al lograr alcanzar los 50 millones de clientes. Un hecho que, sin duda, supone un gran avance hacia la consecución de su objetivo fijado en los 90 millones de abonados antes de diciembre de 2024.

Como era de esperar, el comercio electrónico también ha sido uno de los grandes beneficiados. En el caso de Amazon, sus ingresos netos en el segundo trimestre fueron de 5,2 mil millones de dólares, lo que supone que han duplicado lo ingresado en el mismo período de tiempo de 2019. El sello de Jeff Bezos ha logrado aumentar el volumen de ventas en un 40% y es la compañía más valiosa del mercado según BrandZ Top 100 Most Valuable Global Brands. El teletrabajo, la educación a distancia y la necesidad de ver a personas queridas- aunque sea a través de la pantalla- también ha dado una oportunidad a las tecnológicas. Microsoft ha visto como el uso de servicios en la nube se ha disparado durante estos meses un 775%.

En esta misma línea, aunque aumentando notablemente el factor exponencial, está Zoom Video  Communications. Su rentabilidad acumulada ha llegado a ser del 600%, multiplicando por siete su valor en bolsa. Eso la sitúa por encima de otras grandes como Qualcomm o T-Mobile e, incluso, llega a doblar a gigantes como Twitter o Snapchat. Es más, su valor actual es superior al de las siete aerolíneas que más ingresos obtuvieron en 2019.

Los servicios de entrega de comida a domicilio también han visto fortalecida su posición. El número de compras a través de estas plataformas ha aumentado un 30% durante el primer semestre de este año, según Kantar. En 2019, estas empresas generaron en nuestro país un volumen de 740 millones de euros, lo que suponía un incremento del 23% respecto al año anterior. Para este año, la previsión de crecimiento era del 21,6%, situando la cifra de negocio en 900 millones de euros, si bien es cierto que esta previsión es anterior a la aparición del COVID-19 por lo que finalmente el incremento podría ser incluso mayor. No obstante, pese a que muchas empresas de restauración ven en ellas un salvavidas- los restaurantes adheridos a Just Eat crecieron en un 200%- las grandes del delivery se enfrentan a la posibilidad de morir de éxito ya que cuestiones como el cierre de otros muchos restaurantes, el descenso del poder adquisitivo o el cumplimiento de la normativa sanitaria son factores ineludibles. De hecho, Glovo se ha visto obligada a plantear un ERTE al 38% de su plantilla. Similar medida ha tomado Uber Eats con un ERE al 30% de sus trabajadores.

Aunque si hay que hablar de ganadoras en esta crisis, las grandes beneficiadas son las farmacéuticas. Veinte empresas de este sector han ganado 190.000 millones de dólares en valor de mercado. Indiscutiblemente, la venta de medicamentos así como la captación de capital para la ejecución de los distintos proyectos de investigación que tienen como objetivo generar la vacuna contra el virus colocan a estas en una posición más que interesante. Las acciones de Moderna han llegado a crecer casi un 245% en la Bolsa de New York, mientras que las de BioNTech también han ido al alza un 88,40% en Wall Street. La suiza Roche Holding no se ha quedado atrás, experimentando un incremento de 31.167 millones en valor de mercado. Se trata sin duda de un escenario más que apetecible pero que implica también el riesgo de un aumento exponencial de la competitividad.

Una tendencia, la de invertir en ciencia e investigación, en contra de la cual ya ha actuado el Gobierno de España. La Agencia Estatal de Investigación (AEI) ha optado por recortar entre un 14 y un 22% la partida de presupuesto dedicada a impulsar la labor de investigadores. Esta medida ha afectado a un tercio de los mismos. Además, la AEI ha modificado el calendario de convocatorias de ayudas a proyectos de este campo. Se trata de una decisión que no atañe únicamente a las líneas por abrir, sino también a las investigaciones que ya estaban en marcha. En este sentido, es necesario reflexionar sobre si la estrategia de nuestro país está siendo la adecuada. Más allá de las urgentes medidas de salvación para apoyar al tejido empresarial, quizás convendría poner en marcha planes de mayor calado. La idea no debería ser sólo amortiguar los golpes que día tras día sufren tanto grandes como pequeñas y medianas empresas, sino también potenciar la economía y la dotación de recursos de sectores que están llamados a ser claves en el futuro más inmediato.