Una maniobra que ha dejado al descubierto el déficit de capital del músculo financiero europeo, y que el sepia británico cifra en 200.000 millones de euros.
La guinda, la ha puesto el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso ha propuesto a los 27, llevar a cabo una acción conjunta para que los bancos capitalizados eliminen sus activos tóxicos.
Todo esto ocurre, después de las turbulentas dudas que planean sobre la banca europea, dudas como las que han llevado a la entidad franco – belga, Dexia al borde del colapso, al Deutsche Bank a hacer un profit warning sobre los resultados del tercer trimestre. Y dudas que no se le escapan al Fondo Monetario Internacional, que ya ha dado públicamente su apoyo a una rápida recapitalización, debido a la escasa fluctuación del crédito que estaría mermando, según la institución, el crecimiento de la economía del viejo continente.