Lo cierto es que, en este punto de la crisis financiera, la preocupación se está trasladando a países del norte de Europa que, hasta ahora, no estaban siendo afectados de lleno por esta problemática. “En el último año se ha visto un cambio. Se ha dejado notar en la tasa de desempleo, en la confianza de los inversores. En definitiva, se empieza a ver que el problema del sur afecta también al norte”. Y es que, añade, las empresas en Alemania o Holanda no crean trabajo ni crecen con la facilidad de años anteriores.

La experta de Saxo Bank entiende que los intereses con los que un país coloca su deuda no son el mejor indicativo, ahora mismo, de cuál es la situación de su economía. Más cuando el BCE, por ejemplo, ha venido interviniendo para evitar nuevas escaladas de las primas de riesgo. “Lo más relevante, quizás, sería empezar a ver el desarrollo industrial del propio país, sus cuentas macroeconómicas, ver cómo aumentan las exportaciones”, apunta Malvar. En su opinión, debería ser objeto de análisis también determinar si los aumentos impositivos pueden estar llevando a una estrangulación de la actividad productiva.