El Presidente del IEE, José Luis Feito, ha indicado que “quienes buscan la secesión, no saben lo que hacen, porque no saben lo que les hacen”. Ha añadido que los costes de la secesión son mucho mayores de los que se está barajando, debido a la salida de la Cataluña independiente de la Eurozona. En ese caso, tanto si introduce una nueva moneda, como si adopta el euro como moneda de curso legal, los bancos catalanes no tendrían acceso al eurosistema y el Estado Catalán no tendrían acceso a los distintos mecanismos de financiación que se han creado en la Eurozona. En esas circunstancias, la caída de la renta sería descomunal.
Pecedentes: Eslovaquia
Joaquín Trigo, director General del IEE, ha señalado que la experiencia de la ruptura de un país suele ser amarga, especialmente para la parte menor. Por ejemplo, la separación de Eslovaquia y Chequia fue rápida y, aparentemente, indolora, y el comercio entre ambas partes apenas cayó algo más del 6 % en el primer lustro. Este caso parece avalar la inocuidad de la separación, pero debe considerarse que ambas partes están en la UE, que se parecen mucho, y que ambas han recibido importantes inversiones desde Alemania.
La divergencia está en otra parte: según datos de Eurostat, actualizados a 10 de octubre de 2012, la tasa de paro de larga duración en Eslovaquia, que fue la promotora de la división, fue del 9,2% la más alta de la UE –superando incluso al 9 % de España-, mientras la República Checa estaba en el 2,7%. Por otro lado, enfrentar a Cataluña con el resto de España puede ser fácil, pero no es ético ni útil. Ambas partes tienen mucho que perder, incluso desde el punto de vista del separador, que busca una ganancia fácil malquistando a unos contra otros y pierde más de lo que obtiene.
Financiación y exportaciones
También ha participado en la mesa, Donato Fernández Navarrete, Catedrático de Economía Aplicación de la Universidad de Madrid, que ha resaltado que una Cataluña al margen de la UE, con moneda y fronteras propias, con estancamiento económico y con un paro y una deuda pública y privada insoportables, tendría considerables dificultades económicas para constituirse en Estado independiente. Su presupuesto inicial, que en las actuales circunstancias de crisis le impediría acudir a los mercados financieros internacionales, no podría superar los 48.000 millones de euros, es decir, un 28% inferior previsto por el presupuesto estimado por el Círculo Catalán para 2013.
Clemente Polo, Catedrático de Fundamentos del Análisis Económico de la Universidad Autónoma de Barcelona, indica que las exportaciones de Cataluña al resto del mundo podrían registrar caídas significativas durante varios quinquenios en el escenario más optimista, afectando al índice al paro. Por otro lado, ha hablamos en su intervención de la ‘eurización’.
De producirse la independencia, Cataluña tendría que abandonar la UE y la Zona Euro. La pretensión de mantener el euro como unidad de cuenta, medio de cambio y depósito de valor, plantearía problemas de diversa índole a la economía catalana. El más apremiante de todos se presentará a las entidades financieras que hoy tienen su domicilio fiscal en Cataluña para no quedarse excluidas del Sistema Europeo de Bancos Centrales. También ha indicado, que además de los activos que integran el capital público, hay también pasivos de la Administración Central en circulación por un importe de 685.438 millones al final del segundo semestre de 2012. Cataluña debería asumir la parte que le corresponda en caso de materializarse su divorcio de España, que podría estimarse en 128.177 millones de euros.
El mito de la balanza fiscal
La crisis económica ha contribuido a agravar la situación debido a las elevadas cotas alcanzadas por el presupuesto de dicha autonomía, que no son financiables con los recursos disponibles en épocas de crisis. Este marco económico ha producido una fuerte caída de los ingresos tributarios, por lo que el gobierno catalán ha dejado de sentirse cómodo en el régimen LOFCA y aspira mediante el Pacto Fiscal a un modelo propio de financiación, según ha indicado Almudena Semur, Coordinadora del Servicio de Estudios del IEE. Además ha añadido que la Generalitat viene elaborando balanzas fiscales con el fin de demostrar el supuesto expolio que sufre Cataluña. Las distintas metodologías para el cálculo de la balanza fiscal hacen que la Generalitat utilice el método que más le conviene, cifrando el déficit fiscal en -16.409 millones de euros, -8,4% del PIB (cálculo flujo monetario neutralizado por el ciclo económico). Sin tener en cuenta otras metodologías que darían otra cifra de déficit (cálculo flujo beneficio neutralizado), que resulta -11.261 millones de euros, -5,8% del PIB. Si los métodos no se neutralizaran, las cifras se rebajarían considerablemente.
En el trabajo también han participado expertos, como Oriol Amat que indica que si las ventas a empresas se redujeran un 20% y las ventas a consumidores finales cayeran un 40%, se reduciría el PIB catalán entre el 4%, en el mejor de los escenarios, y el 20%, en el peor. Por otro lado, Juan Tugores, Catedrático de Economía de la Universidad de Barcelona, ha expuesto en su trabajo que si el tejido empresarial es siempre definitorio de una sociedad y un país, su importancia estratégica pasa aún más a primer plano en momentos como los actuales de crisis, incertidumbres y transformaciones.
Otro punto destacado ha sido que la Comunidad Autónoma de Cataluña es una de las que con mayor profusión ha utilizado su capacidad normativa. Es la que más alto tiene el IRPF, llegando hasta un 56% de tipo marginal, frente al 52% estatal, según Valentín Pich Rosell, Presidente del Consejo General de Colegios de Economistas de España.
De producirse la independencia, habría que consensuar algún tipo de acuerdo político, que pudiese implicar la reforma de la Constitución, para darle una salida a este problema. Habría que dar una solución que debe ser equitativa para todas las regiones y que no debe suponer privilegio para ninguna de ellas; esto pasa por suprimir el sistema de conciertos. Estos son algunos de los puntos económicos más importantes del documento de trabajo presentado, ya que el único argumento económico con el que los políticos catalanes han defendido su independencia ha sido la eliminación del déficit fiscal.