En esos contextos de subidas de los precios, existe toda una serie de alternativas para protegerse contra la inflación. Sebastián Velasco cita entre las más aconsejables la renta variable, materias primas como puede ser el oro, los bienes inmuebles o los bonos ligados a la inflación. Todos ellos, apunta el director general de Fidelity en la Península Ibérica, se han comportado históricamente bien en situaciones de alta inflación.
Pero dentro de esa renta variable, habrá que ser especialmente cautos también a la hora de enfocar nuestras inversiones, hacia qué compañías lo hacemos. Y es que, explica Velasco, cuando hay inflación hay con ello subidas de tipos de interés. Algo que tiende a producir contracciones en la demanda y puede afectar negativamente la actividad de algunas compañías. Su recomendación, en momentos de tensión inflacionaria, es apostar por aquellas compañías que puedan traducir a sus precios las subidas de impuestos o el aumento de los costes de la mano de obra.
Como decíamos antes, los bonos nominales ligados a la inflación son, según Velasco, otra buena alternativa en este contexto. “Se trata de un mercado maduro, que se remonta a 1780”, año en el cual se emiten por primera vez este tipo de bonos en Estados Unidos. La verdadera explosión de este mercado, sin embargo, tuvo lugar en la década de los ochenta del siglo pasado, con la incorporación al mismo de países como Reino Unido, Canadá o Japón. En la actualidad, es un mercado que mueve en torno a 1,7 billones de euros y, en palabras del responsable de Fidelity, “ofrece muchas oportunidades al inversor”.
Sebastián Velasco destaca que estos bonos ligados a la inflación presentan una ventaja muy atractiva, su menor riesgo. Algo que se explica por el hecho de que sean los propios gobiernos de las naciones los que emiten este tipo de bonos, otorgándoles un perfil de riesgo más bajo que el ofrecido por la renta variable o las materias primas, por citar dos ejemplos.