“No se puede permitir que un gobierno, porque Petróleos de México es un gobierno y no una empresa, se haga con el control de una de las locomotoras industriales españolas”, aseguraba López, porque ello conlleva fundamentalmente “la pérdida de capacidad de inversión así como la creación de puestos de trabajo”. Entre sus vaticinios, cree que a partir de ahora se romperá el pacto con PEMEX, pero habrá que comprobar si Petróleos de México se plantea su guerra en solitario superando el 10% del accionariado con el que ya cuenta. Sin embargo, considera que la empresa española, que a día de hoy ratifica que está quebrada, debería fijarse un doble objetivo: un acercamiento a Repsol y la renegociación con los bancos.
Eulogio López asegura que en el desayuno de hoy en el que se reunirán Manuel Manrique y Antonio Brufau, el presidente de Repsol “le pedirá cambios en el consejo de representación de la compañía, así como la venta en buenas condiciones, de una parte del paquete, que podría reducirse al 10%, e incluso más”.
“El segundo objetivo inmediato de Sacyr debería pasar por atemperar su deuda”, que asciende a 11.000 millones de euros frente a los 4.500 de facturación. “Eso se traduce en suspensión de pagos, o concurso de acreedores”, ha aseverado López, quien cree que “esa venta del 10% no debería venderse a PEMEX, que en principio sería la única opción de compra en bloque, sino que lo lógico pasa por entregarlo a un banco de inversión, para que se venda de un golpe y al mismo tiempo, el destinatario final sean particulares o fondos pequeños”, para no hundir el valor de la acción.