A la cita del próximo viernes en Bruselas, Italia quiere llegar con los deberes hechos.
Por ello, hoy da luz verde en el Parlamento al nuevo paquete de recortes aprobado por el Consejo de Ministros. Un recorte de 30.000 millones de euros, basado en dos grandes ejes: ajustes presupuestarios y un aumento de la recaudación del Estado.
Para ello se ha creado un impuesto al lujo, y se ha incluido una intervención fiscal del 1,5% a cargo de los capitales que han entrado en el país con el llamado “escudo fiscal”.
Además se ha elevado el tiempo mínimo de cotización para poder tener una pensión adelantada y se eleva la edad de jubilación a los 66 años para los hombres y a los 62 para las mujeres.
El paquete de medidas contempla bonificaciones fiscales para las pymes, liberalización de buena parte de los sectores de la economía italiana se va a apoyar un impuesto sobre las transacciones financieras.
LOS POLÍTICOS TAMBIÉN SON HUMANOS
Los recortes sociales no son sencillos de explicar a la población. Y así se ha podido ver en Italia. La ministra de Trabajo, Elsa Fornero, rompía a llorar mientras explicaba los ajustes que iban a ser necesarios para los pensionistas.