El miércoles le toca a la canciller alemana, Angela Merkel, sacar las uñas y defender ante el Bundestag el diseño que va a adoptar el fondo de rescate europeo. De momento, Merkel traza los últimos detalles como la definición legal, las funciones y los mecanismos de actuación, así como los detalles sobre el uso de una palanca, una cuestión controvertida en Alemania.
Pero la canciller rema a contracorriente. No las tiene todas consigo para conseguir una mayoría parlamentaria. Las críticas le llueven a la dirigente tanto desde la oposición como de sus socios de Gobierno.
La única pista que desde el Ejecutivo germano han avanzado es que, según el ministro de Finanzas, Martin Kotthaus, no habrá ningún aumento de la participación alemana. Merkel estudia dos métodos distintos y "no excluyentes" para "optimizar" su eficiencia. Ninguno de los dos caminos conllevan la intervención del Banco Central Europeo.
Una de ellas es la propuesta de Francia que consiste en dotar al fondo de una licencia bancaria, para que tuviese la posibilidad, en determinadas ocasiones, de solicitar una inyección de liquidez a la autoridad monetaria común.