Lisboa se prepara ya para sufrir una segunda evaluación trimestral del programa de asistencia que obtuvo en mayo. La troika, que concedió a Portugal 78.000 millones de euros, analizará su situación financiera y las perspectivas de su economía durante las próximas dos semanas. El Gobierno es optimista pero los expertos son más precavidos porque según dicen, han sido varios los factores que han hecho caer el optimismo en las últimas semanas.
Estos días han sido grises con unos resultados empresariales deprimentes y bajo una atmósfera de miedo a los efectos de la crisis griega. Todo ello ha provocado que la bolsa se hunda aún más y la deuda portuguesa se dispare. A pesar de este varapalo semanal, el Ejecutivo conservador, que gobierna Portugal, espera poder reducir el déficit desde 10% de 2010 al 3% en 2013.