El decreto ley ha traído una sorpresa más amarga de lo esperado porque el llamado céntimo sanitario, el impuesto que grava las ventas de determinados hidrocarburos sube más de lo anunciado el pasado jueves. El litro de gasolina y gasóleo costarán 4,8 céntimos más frente a los 3,6 iniclamente previsto y los 1,2 céntimos con los que se grava ahora a los carburantes.
El decreto, eso sí, mantiene la devolución de este impuesto para el gasóleo de uso profesional para transportistas, agricultores y barcos de pesca. Este decreto incluye también medidas de ahorro para la administración autyonómica, reduciendo el salario e los funcionarios y aumentando el horario de trabajo.
Además, tanto los docentes como los sanitarios perderán los complementos retributivos y se deja la puerta abierta al despido de interinos, en concreto a una reducción del 25% de los fectivos de carácter temporal.