El presidente estadounidense, Barack Obama, aumenta la presión sobre los republicanos que vetaron su plan de empleo en el Congreso, al embarcarse en una gira en bus, con aires de campaña, por estados vitales para sus posibilidades de reelección.
Al salir a la carretera de nuevo por los estados de Carolina del Norte y Virginia, Obama intenta levantar apoyo popular para presionar a los legisladores a que aprueben, al menos, algunas partes de su agenda de empleo de 447.000 millones de dólares, después de que el plan general fuese rechazado la semana pasada.
Entre tanto, los senadores planean forzar una votación sobre una parte de dicho plan de empleo. De hecho, están elaborando una propuesta para proveer cerca de 35.000 millones de dólares para ayudar a la contratación de los estados y evitar despidos de profesores, bomberos y policías.
La estrategia de Obama es obligar a los republicanos a ceder terreno o incluso a ser tildados de obstruccionistas.