Tras arrancar su carrera profesional como estudiante en Segovia, Óscar tuvo la oportunidad de aprender en un gran restaurante madrileño, como es Zalacaín, y de manos de un gran maestro como Martín Berasategui.
Después, aprendió de la mano del tristemente fallecido Santi Santamaría, quien tras varios años a su lado le encomendó la cocina del Santceloni, en el Hotel Hesperia de Madrid.
Como dijo en Edición Limitada, de Santi aprendió muchas cosas, y sobre todo a no trabajar nunca de cara a la galería, a las estrellas Michelín, sino mirar siempre a la excelencia en la cocina y en el servicio, a trabajar en la gastronomía como una pasión y no solamente una profesión.
Dice con gracia que algunas cosas ya le salían mejor que a Santi, pero reconoce que su desaparición fue un palo pero siempre quedará en el recuerdo como un gran maestro y uno de los puntales de la gastronomía española.