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La Panamericana sorprende con sabores iberoamericanos

Bajo su filosofía “pensar, creer y actuar”, Reyes mantiene la autenticidad y es fiel a la esencia de la gastronomía americana. Quien atraviesa el umbral encuentra el sitio perfecto para comer, cenar, tapear o tomar un cóctel. Y además, lo puede hacer de una manera amena, con elementos como el video-menú. El comensal puede leer la carta a través de los Ipad acoplados en la pared y mientras espera su plato, se puede entretener por ejemplo, con la prensa interactiva. Pero la modernidad no está reñida con la calidez que aporta al restaurante la decoración con originales palés de madera, así como los detalles vegetales que tanto recuerdan a sus raíces latinas.

 

La Panamericana es ante todo un espacio con personalidad propia. Para comenzar la diversión, el cliente puede decantarse por un delicioso Caldito XPRESS servido con una cafetera italiana -que hace de filtro entre el marisco y el caldo resultante-. O por el Cóctel de gamba a pedir de ‘vodka’, una creación preparada en directo en una coctelera en la que se menean los ingredientes añadiendo un chupito de éste destilado. El resultado… tan apetecible como sorprendente. ¿Y qué tal una Parrillada caribeña con mojo castizo (entraña a la parilla con yuca asada y mojo de perejil)?

Pero los protagonistas son, sin duda, los ceviches -de salmón, langostinos y pulpo– y los tiraditos, como el de corvina con salsa de tomatillos. Las tiras de pescado unidas al ají y al punto tropical de la lima, evocan aromas del Pacífico. Y siguiendo en estas latitudes, no podemos olvidar el Cucurucho de ají, con un envoltorio de maíz frito relleno de pollo. Además, destacan sus propuestas inspiradas en la gastronomía japonesa. Es el caso del Black Tie Sushi, de arroz negro con calamar en su tinta; el Nikkei, sushi de caballa sobre arroz al socarrat o el Temaki de bienmesabe, con el toque mediterráneo del cazón en adobo.

 

Y llegamos a los postres, entre los que se encuentran falsos sushis (Sweet sushi), que llevan el arroz con leche por bandera. Y como sorpresa de la casa, un par de dulces hostias, o lo que es lo mismo, un bocadillo de obleas rellenas de dulce de leche. Y también aquí podemos tomar un peculiar ceviche a base de frutas sobre finas rodajas de lima, chile pikin y panela.

Emiliano también innova en la manera de acompañar todos estos platos, como la carta de vinos españoles y panamericanos… e incluso quien quiera puede traer su vino de casa. Además propone un champán muy económico, ideal para disfrutar de todo este plantel. Sin olvidar sus excelentes daiquiris y sus personales versiones de cócteles presentados con espectáculo incluido. Eso sí, la coctelera queda desterrada y el comensal ve cómo por ejemplo, un bloque de hielo se convierte en una caipirinha. ¿Cómo? Gracias a una antigua máquina de Las Antillas que funciona como una picadora que transforma el hielo saborizado en virutas heladas sobre las que se añade la cachaça y ralladura de lima. Y es que también aquí fluye la creatividad con ideas tan inusuales como el Daiquiri con carpaccio de piña, o el Café bombón con café de olla mexicana.

 

La Panamericana puede acoger a treinta y seis personas y dispone de barras para tapear o para beber. Tiene tres menús de 20, 30 y 40 €. Su horario es de lunes a sábado de 9:00 a 00:00 horas.

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