Nunca una marca había estado tan ligada a un hombre. Steve Jobs, co-fundador de Apple, era un visionario, como ha destacado el Presidente de Estados Unidos, Barack Obama, que fue capaz de reinventarse -y con ello a la compañía de la manzana- en varias ocasiones. Simplificó el uso del PC, inventó la forma de vender música por internet y su último logro fue cambiar el modo en el que empleamos el teléfono móvil con el iPhone.
Se abre ahora un gran reto para la empresa de la manzana. Jobs veía 24 horas antes de su muerte cómo su heredero como Consejero Delegado, Thomas Cook, no terminaba de triunfar con las novedades del nuevo iPhone 4. Se abre, por tanto, la duda de si el espíritu Jobs inunda realmente la compañía, o si por el contrario como ocurriera en los 90, la falta de su visionario hunde los resultados de la empresa.