Las fuentes del Ministerio de Exterior arrojan que el oro negro iraní representa actualmente cerca del 20% de las importaciones españolas, un porcentaje que el próximo 1 de julio se verá reducido a cero, como resultado a la medida de veto que ha decidido levantar la Unión Europea como respuesta a los planes nucleares de Mahmud Ahmadineyad.
La respuesta de España a las petroleras no se ha hecho esperar: tendrán que acudir a otros mercados como Arabia Saudí, Rusia e Irak para compensar el veto a país persa.
Repsol y Cepsa, las más perjudicadas
Las principales compañías españolas que operan allí son Repsol YPF y Cepsa, ambas – de momento – restan importancia a la restricción de sus contratos. Desde la compañía que preside Antonio Brufau afirma que este mes la petrolera ha comprado "muy poco" crudo iraní y que la agilidad del mercado les permitirá recurrir al producto de otros países sin mayor problema, tal y como hicieron durante la crisis de Libia.
En la misma línea se mueve Cepsa, que resta importancia al embargo. Afirma que las cantidades que importan de Irán son poco significativas y que, en cualquier caso, “serían sustituibles por productos de Arabia Saudí y la costa occidental de África, donde compran la mayor parte del crudo”.
España, “el país más sacrificado”
Son palabras del titular de Exteriores, José Manuel García-Margallo. El ministro ha subrayado que España es uno de los países "que más se van a sacrificar" con el embargo al petróleo iraní.
Sin embargo, y a pesar de ello ha defendido que es un paso necesario para la "estabilidad" en Oriente Próximo y la "unidad" en el seno de la UE. "Estamos dispuestos a hacer este sacrificio para conseguir la unanimidad en Europa, que es uno de los principios de la diplomacia española, y la estabilidad en la zona", ha resumido García Margallo.