La segunda mayor energética alemana, cerraba el 2011 con un descenso de su beneficio del 45%, hasta los 2.480 millones de euros.
A las difíciles condiciones económicas se sumó un impacto negativo de 1.000 millones de euros por las decisiones del Gobierno alemán sobre política nuclear tras el desastre de Fukushima y el consecuente apagón nuclear. Por este motivo las cuentas están por debajo de las previsiones de los analistas.
Los ingresos se redujeron un 3,1% hasta los 5.169 millones y RWE ha anunciado un dividendo para 2012 de 2 euros por acción.