El flujo de caja se utiliza también para analizar la viabilidad de los proyectos de inversión, ya que sirven de base para calcular el valor actual neto y la tasa interna de retorno. Además puede emplearse para medir la rentabilidad o el crecimiento de un negocio, cuando hay sospechas de que la contabilidad no se ajusta a la realidad.
En función de lo que midamos con el cash flow, tendremos distintos tipos de flujos: operacionales, que mide el efectivo recibido o expedido como resultado de las operaciones. De capital de inversión, en el que se tienen en consideración los gastos de inversión que beneficiarán en el futuro al negocio. Y de financiamiento: que es el resultado de actividades financieras de la compañía.