Como todos los grandes genios Jobs es de origen humilde y con una vida nada sencilla desde la infancia. Hijo de una madre soltera, fue adoptado por una pareja de clase trabajadora cuando contaba con una semana de vida. Abandonó sus estudios universitarios en 1976 para fundar Apple que como todas las grandes ideas nació en un garaje. Hizo su proyecto realidad de la mano de otro Steve…Wozniak. Ellos hicieron posible el nacimiento de Machintosh pero los comienzos no fueron sencillos: en 1980 Jobs abandonaba el proyecto debido a la dura competencia de Microsoft que por aquel entonces revolucionaba la tecnología con el PC.
Perdió una batalla pero no la guerra. Creó Next Computer y aunque nunca fue un éxito comercial sentó las bases para su regreso a Sillicon Valley cuando Apple absorbió a Next. Con esas paradojas que tiene la vida empresarial, de que tu primera empresa se haga con tu segunda, Jobs comienza a dirigir varios proyectos como presidente ejecutivo de Apple. El Imac y el Ipod estaban en su cabeza. Después llegaron el Iphone y el Ipad y con todos ellos el éxito comercial que ha llevado a la compañía a liderar las revalorizaciones en Bolsa y las facturaciones a nivel mundial. Dice mucha gente que todo lo que tocaba lo convertia en oro incluso en el mundo de la animación. Con él, por ejemplo, llegó a Pixar Toy Story.
Su patrimonio supera los 5000 millones de dólares y una importante participación en el grupo Disney. Y hasta para quien le acusaba de adinerado tenia una respuesta…“No me interesa nada ser el más rico del cementerio. Irme a dormir cada noche diciendo que hemos hecho algo maravilloso…es lo que me importa”. "La mayoría de los mortales no puede entender a una persona como Steve Jobs", dijo en una ocasión Guy Kawasaki, un ex empleado de Apple. De él se dice que era carismático, visionario, implacable, perfeccionista y dictatorial. Un creador con dotes de ejecutivo. Un alma incansable y un adicto al trabajo.
Cuando en 2004 le diagnosticaron un cáncer de pancreas su visión sobre la vida cambió y así lo hizo saber en su famoso discurso en la Universidad de Stanford un año después. Allí y ante un público multitudinario obvió la técnica para hablar de la vida. “Recordar que pronto habré fallecido, es la herramienta más importante que jamás he encontrado para tomar las grandes decisiones de mi vida”. Fue su última creación.