Mauricio García, Director General de Kellogg para España y Portugal, se ha mostrado confiado en que invertir en nuestro país “sí es rentable”. Así, ha explicado como la compañía tiene una red de fabricación con tres plantas propias en toda Europa y concretamente, una está situada en la provincia de Tarragona. Desde allí, Kellog, exporta a más de una veintena de países productos elaborados con materias primas de agricultores españoles. Por el contrario, García cree que lo que no tenemos en España son relaciones laborales competitivas. Eso sí, reconoce que se ha llegado a una situación de equilibrio: “los sindicatos se empiezan a dar cuenta de la situación del país, y empiezan a tener una postura más flexible”, ha explicado.
Precisamente, sobre el mercado laboral, este directivo cree que todavía es muy rígido y que las medidas han llegado a destiempo: “era fácil prever que era necesario una política laboral que permitiera adaptarse más fácil a los mercados. Es una pena que las reformas laborales siempre las hagamos cuando es tarde”, ha criticado.
Para conseguir una economía más dinámica, Mauricio García ha valorado de forma positiva la recién aprobada Ley de Emprendedores, que confíe que empiece a generar empleo cuando antes. “Es un gesto en la dirección correcta, aunque su efectividad se tendrá que ver con el tiempo”.
Auge de la marca blanca
El Director General de Kellogg para España y Portugal también se ha referido al hecho de que la marca blanca en nuestro país ya ha superado una cuota del 50%. “El auge de la marca de distribuidor tiene dos componentes: por un lado se trata de un competidor más, así que bienvenido sea. Pero la parte menos bonita es que ha erosionado la competencia ordenada”, explica García, quien añade que como consecuencia del crecimiento de la marca blanca, la innovación en España no llega al 30% de distribución, ponderada, lo que hace complicado que esa innovación llegue al mercado. Unos desequilibrios que desde Kellogg esperan que arregle, al menos en parte. la Ley de la Cadena Alimentaria.
Pese a esta importancia cada vez mayor de la marca blanca, junto con la menor renta disponible y la caída de la confianza, Mauricio García cree que es posible recuperar la fidelidad de los clientes. Así, aunque reconoce que a veces el factor precio es lo que determina la compra, “ante determinados estímulos, el consumidor vuelve a su marca”.