La prioridad de Sabadell es clara, la entidad apunta a ser el comprador de la caja alicantina – cada día más salpicada por los escándalos y las pérdidas que no dejan de crecer desde que el Banco de España se decidió a intervenirla – por la que el próximo jueves presentará una oferta vinculante.
Sin embargo, y a pesar de que el banco presidido por Oliu tiene todas las papeletas para hacerse con la CAM, guarda un as en la manga, hacerse con la recién intervenido Banco de Valencia. Lo cierto es que al adquirir cualquiera de las dos entidades, Sabadell asimilaría una de las exposiciones al ladrillo más importante del sistema financiero español. Un punto, este último, incomprensible teniendo en cuenta que Oliu presume de haber cerrado el grifo al sector inmobiliario. Una contradicción.
No obstante, Oliu puso en marcha un reestructuración del capital social, aunque desde Sabadell niegan que esta operación esté relacionada con la compra.
La CAM, el espejo de la mala gestión del Banco de España
La caja alicantina fue intervenida el pasado 22 de julio de urgencia ante la sagría que se estaba produciendo. Sin embargo el deterioro de sus cuentas no ha dejado de crecer día tras día, hasta junio acumulaba unas pérdidas de más de 1.135 millones de euros.
El panorama hoy es mucho peor, y el 'agujero' que el banco Sabadell tendrá que admitir se ha agrandado de manera muy importante. A ese descubierto de 1.136 millones se suma otro de 600 millones generado desde que el regulador bancario se hiciera cargo de la CAM, que además presenta una reducción de 5.000 millones de euros de recursos de clientes.
La cosa toma peor tono si tenemos en cuenta lo que cuentan fuentes del sector, según afirman la entidad alicantina tiene 7.000 millones de euros en préstamos a corto plazo en el BCE, y vencimientos por otros 5.000 millones en mercados mayoristas, es decir acumula 12.000 millones de euros, una cantidad imposible de asumir por el Banco Sabadell.
Banco de Valencia, contenedor de ladrillo
La entidad ha ido a contracorriente del resto del sector, es decir, lejos de reducir su exposición al ladrillo, Bancaja y el Banco de Valencia, ahora ambos del grupo Bankia, lo ha aumentado incluso en lo que va de año en casi 300 millones de euros.
Lo peor, es que el déficit de provisiones puede superar los 1.500 millones de euros, una cifra muy superior al último dato que coloca el 'agujero' entre 600 y 800 millones.
Estas son las cuentas que el Banco Sabadell está dispuesto a asumir con tal de no verse descolgado del resto de grandes bancos.