Suávitas es una de las próximas compañías en salir a cotización en el Mercado Alternativo Bursátil. Creada en Valencia hace apenas 8 años, esta empresa se dedica a la gestión de clínicas especializadas en depilación definitiva. Es en 2006 cuando, de la mano de la empresa de capital riesgo Valcápital, inicia su plan de expansión por otras ciudades españolas, como Madrid, Barcelona, Alicante o Murcia. Actualmente, Suávitas cuenta ya con 16 centros sanitarios repartidos por toda la geografía nacional. Arturo Llopis señala que actualmente se encuentran en negociaciones avanzadas con más de una veintena de centros, aunque su objetivo es integrar un mínimo de siete este año. Los requisitos que maneja Suávitas para estas integraciones contemplan, en primer lugar, que se trate de centros sanitarios, con una estructura y actividad parecidas al de esta compañía, con la depilación como fuente principal de ingresos pero con la mirada puesta también en otro tipo de tratamientos. A través de la integración de nuevas clínicas el grupo busca aumentar en 2012 los resultados obtenidos durante el último año.
Además de aumentar su número de clínicas, Suávitas busca también diversificar su actividad con la entrada de nuevos tratamientos de salud y estética. “En agosto de 2011 solicitamos a todas las consejerías de sanidad en cuyos territorios tenemos centros la autorización para llevar a cabo más tratamientos, como es el caso de los implantes de bótox”, añade Llopis. Suávitas quiere ir integrando poco a poco esas nuevas modalidades, aunque según indican desde la compañía, el proceso está siendo lento dada la tardanza de la Administración a la hora de tramitar esas licencias.
Suávitas, ajena al cierre del grifo de crédito
Arturo Llopis destaca que la compañía se mantiene inmune a las dificultades de crédito. “No nos hace mucha falta la financiación de los bancos, ya que el negocio de Suávitas se autoalimenta”, explica el consejero delegado de Valcápital. Aunque reconoce que la coyuntura económica actual no es buena, Llopis destaca que su negocio no se ha visto excesivamente afectado. “Los clientes prefieren no ir a cenar un viernes antes que dejar de lado sus tratamientos de depilación en favor de otros más desagradables”, concluye.