Los problemas de gol volvieron a aparecer. No en los leones, que con Fernando Llorente, un delantero de esos que ya no quedan y que a veces tan poco se valoran y, con el trabajador Gaizka Toquero, autor del otro tanto vasco, sino en un Atlético de Madrid cuya exigencia parece diluirse a medida que avanza una temporada que no ha hecho más que comenzar.
El Atlético aguantó hasta que pudo, con la inestimable ayuda de la que es la buena noticia de la primera parte del ejercicio, Thibaut Courtois, al que le faltaron centímetros para atrapar el balón de Llorente que tras pegar en Filipe Luis, entró lentamente en la portería para convertirse en el inicio de un vendaval que se confirmaba tres minutos después, con el mismo protagonista como goleador y que sentenciaba apenas un par de minutos más tarde, en forma de testarazo, Toquero, mientras arreciaba la lluvia y arreciaban las malas noticias para los madrileños.
En esta ocasión, ni el equipo en general, ni Gregorio Manzano en particular, supieron reaccionar. Y necesitan hacerlo, empezando el próximo domingo, en el Calderón, ante su gente y con un Zaragoza necesitado delante.
El otro partido disputado en la tarde del jueves se saldó con la victoria por un gol a cero del Espanyol en Cornellá ante un Real Betis que tampoco está para celebraciones. Los de Mel han perdido los cinco últimos partidos, además ante rivales de todos los colores: Getafe, Levante, Real Madrid, Rayo Vallecano y Espanyol. Esta vez, Walter Pandiani, de cabeza, se encargó de las labores.