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El copago sanitario…¿solución real o huida hacia adelante?

¿Cuando se habla de copago, de qué se habla concretamente? ¿Qué tendrían que pagar los ciudadanos?

La propuesta de una medida de pago puede aplicarse en tres áreas o servicios asistenciales diferentes:.-

.- La atención médica, en la que se incluyen las consultas de atención primaria, en hospitales y servicios de urgencias.

.- La segunda serían las hospitalizaciones.

.- La última es el copago por los medicamentos, en farmacias, que ya es una medida que se lleva a cabo desde hace tiempo en España.

La cuestión clave no es si el copago es adecuado o no como medida de reducción del gasto en sí, sino si es la mejor de las medidas que se pueden aplicar.

Hay otras fórmulas que sin duda pueden ahorrar mucho más y no afectarían directamente al ciudadano. Eso sí, estas medidas tendrían un efecto no inmediato, sino a medio plazo.

Por eso se habla de copago, ya que sería una medida con efectos inmediatos.

Ahora tanto el gobierno central como los autonómicos, tienen que decidir si optar por un criterio de aumento de ingresos (copago) o de reducción de gasto (otras medidas a medio plazo).

¿Qué mecanismos alternativos existen al copago para conseguir un ahorro en Sanidad, aunque no sea a corto plazo?

El objetivo sería buscar mecanismos que permitan que el sistema sanitario universal y público que tenemos en España, y que es de los mejores a nivel mundial, sea sostenible en el tiempo.

Desde hace ya varios años, las Comunidades Autónomas han llevado a cabo medidas articuladas a través de iniciativas tales como la receta electrónica, plataformas logísticas de compras centralizadas, incentivos a los facultativos, a prescripción por principio activo, informatización de los centros asistenciales y hospitales, etc. que sin duda redundan en una mejor gestión y una optimización de los recursos disponibles.

Este tipo de actuaciones, requieren de una inversión inicial para ponerlas en marcha, pero reducen considerablemente los costes operativos de la gestión sanitaria, por lo que se amortizan en un tiempo más que razonable.

¿Y entonces dónde radica el problema? Si hay mecanismos de control, mejora y de ahorro, ¿por qué no se ponen en marcha y se olvidan del copago, que afecta a los ciudadanos?

Pues como en otra tantas cuestiones, el problema ni siquiera es de un desequilibrio de gasto/ingreso, sino de que todas las partes implicadas estén contentas.

Por un lado está el personal sanitario y las asociaciones que velan por mantener la calidad asistencial y sus intereses como profesionales del sector.

Por otra parte, están las administraciones que no tienen mecanismos suficientes de control y presión de los puntos ineficientes del sistema y van ajustando de aquí y allí, pero sin poder llegar a hacer una reforma más radical de los modelos de gestión.

Y existen otro tipo de agentes que intervienen en el proceso: industria farmacéutica, proveedores de servicios no asistenciales o las propias medidas políticas que se aplican en el modelo sanitario, que hacen que haya diferencias entre unas Comunidades Autónomas y otras.

Pero es lícito que estén ahí y formen parte del sistema.

La cuestión es que tener a todos contentos es complicado. Y aquí las administraciones regionales tienen un reto importante, porque en cierta forma hay un abuso de cómo se hace uso del Sistema Sanitario. Por ejemplo, las puertas de urgencias de los hospitales tienen una presión asistencial importante y esto provoca no sólo un perjuicio para el colectivo de pacientes, sino para los propios profesionales. ¿Y esto significa que la Atención Primaria no funciona? Pues posiblemente no es esa la lectura que se ha de hacer, sino que los ciudadanos optamos por la vía rápida y cómoda, ya que el Sistema nos lo permite: ir a urgencias, aunque no sea grave.

¿A qué se refiere con las diferencias entre Comunidades Autónomas?

En España, desde que en el año 2002 se hizo la última transferencia de competencias desde el Gobierno Central al Autonómico, aquellas comunidades que aún las tenían, cada región ha ido modelizando la sanidad en base a sus propios criterios.

La cuestión es que a día de hoy, no hay grandes diferencias entre ir al médico en Navarra o en Valencia, pero sí que son lo suficientemente significativas en algunos casos, como para que nos paremos a reflexionar.

Muchas veces esto pasa desapercibido para el ciudadano. Pero ocurre igual con otro tipo de cuestiones, fuera del ámbito sanitario, como en Hacienda o Educación por ejemplo.

Un ejemplo muy ilustrativo, es la gratuidad de ciertos servicios en algunas Comunidades Autónomas y no en otras. Para ser un país del tamaño de España, llama la atención que la cartera de servicios a la que puede acceder un andaluz sea diferente a la que tiene un gallego. O incluso otra más llamativa y preocupante: las listas de espera. Según el gobierno regional en cada Comunidad Autónoma, los ciudadanos deben esperar más o menos días para acceder a una intervención quirúrgica idéntica, según la garantía de demora pactada en cada lugar.

Por otra parte, cada Comunidad Autónoma tiene unos modelos de gestión sanitaria diferentes, desde los centralizados a los más descentralizados que le otorgan “más poder” a los hospitales y sus gestores, desde los que enfocan la asistencia sanitaria como “unidades” de continuidad asistencial – la llamada gerencia única – a los que lo diferencian la Atención Primaria y la Especializada claramente. Todo este tipo de factores, tienen un impacto económico y es difícil de actuar sobre todos los parámetros que intervienen en el modelo.

¿En definitiva, el copago es recomendable para “salvar” la Sanidad Pública?

Mi opinión personal es que no deja ser una medida cortoplacista que no garantiza ni la calidad ni la sostenibilidad del sistema sanitario.

Si queremos reducir gasto o ahorrar, habrá que actuar sobre la especialización de la atención con redes sociosanitarias y el tratamiento para pacientes crónicos, dependientes o recurrentes de servicios sanitarios que suponen un gran coste para el Sistema Sanitario Público, así como tomar medidas que permitan mejorar la gestión con los recursos de los que disponemos.

Se debe trabajar en la optimización de los recursos disponibles, con incentivos y controles de calidad adecuados. Creo firmemente que si se llegase a un punto de entendimiento entre los diferentes agentes implicados, se podría mantener la calidad asistencial y la universalidad, sin gravar a los ciudadanos con más impuestos.

La cuestión es que con copago o no, el sistema sanitario público actual está en crisis, no es sostenible y algo sí que hay que hacer….

Mª Luisa Lara Directora General de Estrategia Directiva

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