14-N: eppur, si muove

De las mentiras e improvisaciones que nos quedan por oír, algunas de las más simpáticas van a estar ligadas a esa huelga general que planea para el 14 de noviembre. Por un lado, con asociaciones empresariales que mostrarán su digno rechazo a la convocatoria, cuando les viene de perlas para consignar un nuevo fracaso sindical. Por otro, con sindicatos que reciclarán discursos manidos para contentar a su grey y justificar su existencia.

 

Pero en el fondo, para unos y para otros aquí no hay más bola que rascar que la del clientelismo de los cargos representativos, en los que la endogamia institucional cuenta más, infinitamente más, que la meritocracia en defensa de los derechos de su representados. Y la clase política, tan contenta: a mayor descrédito de las instituciones, más manga ancha para hacer y deshacer, sin una sociedad civil organizada que plante cara al desmán.