Aprendan argentino, háganme caso

Ayer les hablé de un reality show, Hermano Mayor. Hoy les traigo a la memoria una serie llamada Vientos de agua, que narraba con extraordinario pulso cinematográfico la historia cruzada de un emigrante republicano en Argentina, y de su nieto 70 años después, inmigrante en España. Quienes tengan papanatismo patriotero por lo de YPF ya pueden ir cambiando el chip, porque les va a tocar volver a hablar en argentino. ¿Por la crisis, porque emigrarán? Quizá, pero no sólo por eso.

De aquí a un tiempo vamos a acabar todos hablando porteño, porque a fuerza de delirarnos, nos van a acostumbrar a ser detectores de esquizofrenias. Es decir, psicólogos. Y ya lo junan ustedes, cuál es la capital mundial de la psicología.

Porque no de otra cosa que de esquizofrenia cabe tildar el quilombo diario que nos traen desde Washington, Bruselas y Madrid. A saber, por un lado se nos hace creer que no hay plata y que por eso nos tocan unos cuantos añitos de más IVA, más impuestos y, lo sentimos mucho, no hay laburo, sueldos a la baja. Y por otro lado nos repiten que la banca va a necesitar más, nadie sabe cuánto más, financiación pública. Con lo que, una de dos, y no hay más lecturas, o se ríen en nuestra maldita calavera, o están de pabellón psiquiátrico estos boludos. Eso sí, se les ve relindísimos en el noticiero.