Si alguien creía que con la salida de Luis Del Rivero de Sacyr el culebrón estaba terminado, se equivocaba. El expresidente de la constructora se siente todavía con ganas de seguir la guerra, y por ahora se niega a dimitir de su puesto como Consejero de Repsol. Por ahora Brufau ha ganado una primera batalla al destituirle de las funciones ejecutivas en la petrolera, pero ahora tiene que ver cómo expulsarlo del sillón. Complicada papeleta, que podría tener sólo una solución: convocar una Junta extraordinaria de accionistas. Algo que, por ahora, nadie quiere.
Un Brufau que se enfrenta ahora a otro problema. Esta vez en Argentina. Allí se ha prohibido que las divisas obtenidas por las exportaciones puedan salir del país. Revés para Repsol que sigue siendo el accionista mayoritario de YPF, y que verá limitada a partir de ahora su capacidad de inversión en otros Estados. Una medida que el ejecutivo Kirchner justifica para evitar los continuos ataques especulativos contra el peso. Y una vez más, Argentina vuelve a estar en el punto de mira al limitar la capacidad empresarial en lugar de buscar otras soluciones económicas que también frenen la fuga de capitales.