Europa se la juega esta tarde en Bruselas. Allí los líderes de los 17 del euro deberían alcanzar un consenso en torno a cuatro puntos: quita de Grecia, recapitalización de la banca, aumento del Fondo de Rescate y ratificar su apoyo a España e Italia -aunque este último es casi más deseo patrio que realidad-.
Una cita que -cosa rara en la Unión- llega descafeinada: se cancela la cita de los ministros de Economía previa a la de los Jefes de Estado. ¿El motivo? Diferencias técnicas en los acuerdos adoptados. Entiéndase esto como la pataleta del Reino Unido al querer tener voz y voto sobre los asuntos de la zona Euro. ¡Qué lo hubiera pensado antes!
Y allí llega Italia, con una reforma sobre las pensiones in ex-tremis y el Gobierno Berlusconi tambaleándose, pero también Rodríguez Zapatero. El presidente del Ejecutivo que estaba tan feliz por el apoyo de Sarkozy a sus medidas el pasado fin de semana, y que ayer veía el galo nos asestaba un auténtico bofetón. Decía que mucho se ha hablado del milagro español, y se preguntaba quién quiere estar ahora en el lugar de España. Así se escribe la historia: en Bruselas se dice una cosa, y en casa la contraria.