Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

Las comparaciones son odiosas

Pues algo parecido nos pasa aquí, en la patria. Que nos gusta más bien poco que nos comparen. Pero es porque a poco que uno rasque, la roja gana en balompié y en poco más.

Vayan ustedes al país vecino, a Francia, donde el ministro de Hacienda se marcha casi a la francesa, es decir sin hacer ruido, porque le descubren una cuenta en Suiza. Y aquí a alguno que le descubren más de una cuenta en el mismo lugar le montan un sarao que es imposible saber si se ha echado a sí mismo, le han hecho dimitir, le han pagado por los servicios o le han dejado a deber unos cuantos secretos. Imposible, porque todos se tapan a todos.

Vayan ustedes a Chipre. Allí Bruselas les impone unas normas y sus señorías, hasta los del partido gobernante, le dedican una sonora peineta al Ejecutivo europeo. Aquí además de bajarnos los pantalones y aplicarnos vaselina también nos gusta pagar la cama. Vayan al Vaticano, con ese Papa que dice que servir será su único poder, y miren a los socialistas gallegos, que no los conocen ni en su casa a la hora de comer, peleándose por unas migajas. Las comparaciones son odiosas. Mucho. Sobre todo para el que pierde.

{DF} +Leídas