La pregunta del día es “quién ha ganado”. Rajoy o Rubalcaba. Y a tenor de lo que se viene escuchando desde anoche, parece que el asalto dialéctico se lo ha anotado el candidato del Partido Popular. Un debate menos rígido de lo habitual, en el que se habló -sobre todo- de economía, paro, educación, sanidad y pensiones. Grandes temas sobre los que escuchamos alguna propuesta, pero especialmente reproches por la actitud mantenida hasta este momento por ambas partes.
Un debate en el que el guión estaba medido de antemano y del que ninguno de los dos se salió en exceso. Un Rubalcaba empeñado en alejarse de las políticas del Gobierno de Rodríguez Zapatero y, en ocasiones, demasiado incisivo, frente a un Rajoy que esquivaba con delicadeza los guantes que le lanzaba su oponente sobre el “programa oculto del Partido Popular”. Y mientras tanto, repitiendo una y otra vez que el candidato socialista no puede tener ahora ideas para salir de la crisis, porque si no las hubiera aplicado antes.
Más de lo mismo. Más de lo que vemos día tras día, por lo que ahora todo vuelve a la normalidad. Actos de partido, mítines para atrapar algún que otro voto perdido, y la ciudadanía se queda con la miel en los labios de ver un verdadero intercambio de ideas. Un auténtico debate en el que se hubieran contrapuesto los modelos para salir de la crisis, que hubiera servido para que el votante de a pie se hiciera una idea de lo que nos espera durante los próximos cuatro años.