Los desahucios entran en la agenda política

… Gobierno y Oposición se reúnen para decidir qué medidas adoptar en torno a la ejecución hipotecaria y, según sus conclusiones, la banca decidirá cuáles son las medidas que adoptan o no para intentar paliar los efectos de lo que siempre ha sido, y ahora más, un auténtico drama social.

Pero la decisión de qué hacer con las ejecuciones hipotecarias no puede ser reflexión de un día. Su futuro –ya que parece complicado hacer algo con carácter retroactivo- debe conjugarse desde varios planos.  El primero de ellos económico: renegociaciones, moratorias, rebaja de tipos, para intentar que aquél que de verdad no pueda pagar, lo haga. La segunda de ellas debe ser social: quien no paga porque no puede, tiene una situación difícil que debe ir acompañada por un plan social de reintegro en forma de alquiler social…. La tercera de ellas debe ser jurídica: no olvidemos que la Ley siempre debe cumplirse… En primer lugar por obligación, pero también por una cuestión de autoridad moral de la sociedad: aquel que incumple no puede salir siempre beneficiado frente al que cumple. Cuestión difícil, pero que también debe medirse en todo este embrollo.

Y a todas estas reflexiones que les lanzo, debemos también añadir una cuarta derivada de la que ya hemos hablado aquí…. El no olvidar que nuestras hipotecas avalan las famosas cédulas hipotecarias que están en manos de inversores internacionales… Y que, en caso de incumplimiento, podrían llevarse por delante nuestro sistema hipotecario, aumentando el riesgo de impago bancario, aumentando las necesidades de capital, cerrando aún más el crédito… Y ahogando aún más si cabe a la economía… El viciado círculo de la relación entre el sistema financiero y público de este país…

 

Problema difícil el que tienen por delante los legisladores en este momento…. La presión social ahoga, pero debemos dar los pasos necesarios para que el problema tenga la solución correcta… No buscar, como es costumbre, un parche que sea pan para hoy y hambre para mañana. Más que nada, porque la sociedad ya no está para parches. Requiere soluciones.