Resulta desmoralizante, para la inmensa mayoría de los ciudadanos que son aquellos cuyos mayores ingresos se producen vía trabajo, que antes de meterle mano al fraude fiscal de las grandes fortunas y de las grandes corporaciones (estimado por los técnicos de Hacienda en más de 30.000 millones de euros anuales), que antes de recabar la contribución extraordinaria de aquellos que son cada día más ricos, que antes incluso de eliminar los privilegios de los parlamentarios y ex ministros, adecuando sus pensiones a lo previsto en el Régimen General de la Seguridad Social, lo primero que se establece es un incremento del Impuesto sobre la Renta de la Personas Físicas, que todos sabemos de sobra que afecta principalmente a las rentas derivadas del trabajo y de las pequeñas imposiciones, así como una nueva congelación de salarios de los funcionarios.
No es que piense que se hubiera podido evitar esta subida “temporal” del IRPF, de la misma forma en que se ha subido el IBI, de manera algo irreflexiva sobre los principales perjudicados ( puede leer mi artículo Rajoy opta por el modelo griego y grava más los inmuebles ), es que creo que debiera haber ido precedida de las otras medidas, por aquello del buen ejemplo.
Resulta insuficiente la Reforma financiera, al menos en lo que atañe al valor de los activos inmobiliarios que afectan a las entidades financieras, que es el mayor problema de la mayoría de ellas.
Entiendo que la reforma financiera emprendida por el actual Gobierno de España no es mala, pero resulta insuficiente, en mi opinión, principalmente por retrasar al menos 12 meses la bajada de valor (con ello del precio) de los activos inmobiliarios en manos de las entidades financieras. En este sentido ha seguido el mismo criterio de la reforma realizada por el Banco de España en el 2010. [El lector interesado puede consultar los tres artículos que dedico a este tema en mi blog, o limitarse al tercero de los mismos, con las conclusiones El saneamiento financiero y los activos inmobiliarios (y III)]
Conviene recordar que las entidades financieras españolas han acudido recientemente, y volverán a acudir en unos días, al Banco Central Europeo en busca de financiación barata, al 1%. Y la han obtenido en créditos a tres años. A pesar de ello apenas se ha apreciado liquidez para familias y pequeñas empresas.
Al final prevalece el criterio de evitar a toda costa la quiebra de cualquier entidad, como consecuencia de forzar una bajada más brusca del precio de los inmuebles, descubriendo con ello que el pasivo es superior al activo. Se sigue sacrificando la liquidez para encubrir la insolvencia y así salvar a todas las entidades a costa de la mayoría de los ciudadanos.
Finalmente me parece precipitada la reforma laboral, al menos en lo que se refiere a la flexibilización del despido. Nuevamente no es que no esté de acuerdo con que debemos terminar adecuando parte de nuestra legislación laboral a la del entorno, en la búsqueda de una sociedad más competitiva, lo que sucede es que este no es el momento de acometer ese reto. Una nueva Ley de Huelga resulta a todas luces más urgente que lo acometido, así como quitar a los sindicatos (patronales y obreros) el poder político que en nada corresponde a la representación que realmente tienen en el mundo del trabajo, comenzando con las subvenciones y demás prebendas. La actual reforma, lo comprobaran desgraciadamente en pocos meses, no generará un solo puesto de trabajo, dado que el principal problema de nuestros empresarios no es el de falta de este tipo de estímulos, es el de falta de liquidez, como consecuencia de la morosidad – de la que no se escapan las Administraciones -, la presión fiscal desproporcionada, la burocracia administrativista y la falta de crédito. (El lector interesado puede consultar mi artículo Una reforma a espaldas de las Pequeñas Empresas y autónomos, publicado en este mismo medio)
¿Además de caer bien y conseguir el aplauso de los paniaguados que, desde Berlín y Bruselas, intentan deconstruir Europa, que es lo que pretende nuestro Gobierno? Pues por sus obras parece que salir de la crisis a costa del esfuerzo de los más indefensos.
Recientemente manifestaba en mi Carta al equipo económico del Presidente Rajoy, “esta realidad (económica) es difícilmente mudable. Intenten (señores del Gobierno) lograr que las personas más necesitadas de nuestra sociedad sean los primeros favorecidos de sus aciertos, o los últimos perjudicados en sus errores. Con esto estarán contribuyendo a crear una sociedad mucho mejor, ya que será más solidaria.”
Ahora no tengo más remedio que manifestar, Sr. Rajoy ¿a que están esperando para actuar con equidad?, o ¿esto es lo que podemos esperar de ustedes?
José Barta
Profesor de Estrategia para Mercados Hostiles
Presidente de Baral Internacional