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La encrucijada del euro

El cruce de caminos en Europa ha llegado, y es el momento de decantarse por seguir de frente, o tomar otra dirección. Los mercados -tras cebarse con Grecia, Irlanda y Portugal- miran ahora a Italia, España y el resto de la Eurozona con Francia entre medias. Con las primas de tres de los grandes disparadas, es la hora de que la Unión Europa decida si quiere moverse hacia un verdadero gobierno económico que permita sacar adelante la situación o, si por el contrario, cada país toma su propias decisiones.

El Banco Central Europeo puede acabar con el acoso especulativo cuando se lo proponga. Sólo necesita que Alemania se baje del burro y le permita tomar lo que los americanos llaman la “bala de plata”. Es decir, poner en marcha la máquina de hacer dinero y blindar a las economías europeas. Sería lo suyo, pero no parece que a la canciller Merkel le haga mucha gracia el asunto y, es probable, que no veamos nada hasta que el mercado decida -y no será muy tarde- que una deuda pública del 18% del PIB es insostenible. Aunque es cierto, que ahora mismo Berlín se financia a cotas ligeramente superiores al punto y medio, lo que supone una gran ventaja frente a España por ejemplo.

 

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