Funcionario por obligación

Si sumas la diferencia de lo que ganabas antes con lo que te queda ahora, el ejercicio es muy duro. El cálculo es fácil. A la más que probable bajada de sueldo que ya has sufrido, añádele la subida del IVA, no te olvides de las dos multitas mensuales que te caen si o si, aderézalo con la subida de la gasolina y otros impuestos especiales y remata con la subida del tipo impositivo del IRPF. Es fácil el cálculo, ahora tienes menos dinero, trabajando lo mismo o más.

No eres un funcionario ni por oposición ni por enchufe, eres un funcionario por obligación. Y lo eres porque de tu creciente contribución depende la existencia de los servicios públicos, que no te engañen. Si no es por tu dinero que ganas limpiamente todos los días con tu esfuerzo (sin bajas eternas, sin “moscosos”, sin “asuntos propios”, sin “reuniones sindicales y con una productividad que para sí la quisieran los alemanes), el sistema público quebraría esta misma mañana. Si alguien se cree que la presión fiscal va a ir a menos está muy equivocado. Tenlo claro, te esperan más y más impuestos. Los verás crecer todos, los directos, los indirectos y los especiales. No tienes escapatoria, cada día vas a ser más importante para la administración. Todo un honor.

Amigo funcionario por obligación, no pienses que existe otra opción. Que la administración adelgace, que se reduzca el número de funcionarios (o mejor dicho, que no siga creciendo), que se les exija productividad, que los asesores dejen de ser una plaga y que se le ponga sentido común a las subvenciones, no lo van a ver tus ojos. Deja de soñar y recuerda levantarte pronto mañana también, que hay mucha gente esperando a que vuelvas del trabajo para que le des su parte.

Y mientras el Gobierno, da igual el central, el autonómico o el municipal, nos recuerda que el consumo, que es la base de la economía occidental y el único motor real de la creación de empleo, está parado. Valiente hipocresía.

Que tengas un buen día, funcionario por obligación.

@gonzalogiraldez