Nuevas incertidumbres

Sin embargo, para lograrlo, renuncia a lo que siempre se han considerado dos de los que debían ser pilares de la nueva zona Euro: la supervisión bancaria y la mutualización de la deuda. Es decir, los Eurobonos. Sin duda, un traje a la medida de Alemania que avanza, de aquí a 2014 en una mayor integración económica y que debe culminar con un Presupuesto común.

 

Pero no sólo eso. Se pretende arrancar el compromiso de todos los Estados en avanzar en las reformas que se necesitan para ir corrigiendo las anomalías que se pretendan. Para ello apuesta por crear una especie de contratos bilaterales anuales, en los que –como si del palo y la zanahoria se tratase- se da dinero a cambio de reformas. Para que quede más claro. Propone crear un fondo que vaya destinado al pago de los salarios de desempleo, pero para recibir esa ayuda será necesario cumplir con programas de reformas. Es decir, tratamos a los Estados como si fueran los niños malos que requieren de un programa de incentivos para avanzar cambios esenciales.

La propuesta de Van Rompuy es sólo un borrador, cargado de simbolismo eso sí, pues recoge todo aquello a lo que Alemania se opone, pero es una base de trabajo. Sin embargo siguen olvidando lo que es todavía más importante si cabe: la creación de una auténtica Europa a nivel económico, requiere de varios aspectos importantes: la unión monetaria –que ya la tenemos-, la unión bancaria plena, la unión presupuestaria y también la unión fiscal.

Sin embargo, seguimos olvidando un elemento esencial: estamos hablando de 17 países diferentes, con distintas idiosincrasias, culturas radicalmente diferentes. Y sobre todo, sin un sentimiento europeo de fondo, y con Estados que compiten entre sí a la hora de salir al exterior. Así que va a resulta complicado seguir creando una mayor integración cuando se presentan desequilibrios tan grandes dentro de una misma zona común. Nos olvidamos, además, de otro elemento clave: el papel que debe jugar el Banco Central Europeo en el futuro. ¿Debe quedar sólo como mero controlador de la inflación? ¿Hay que darle más poderes? Todo esto son temas que hay que poner encima de la mesa, si queremos realmente conseguir una Europa más unida y que funcione como una.