La banda terrorista ETA ha comunicado el cese definitivo de la violencia. Eso sí, sin que esto suponga la entrega de las armas, ni tampoco su disolución. Una lacra que para nuestro país tiene un impacto sobre el crecimiento económico del 21,3% del PIB.
Son muchos, miles, los empresarios sin nombre y sin rostro que han tenido que dejar el País Vasco para buscar un futuro mejor lejos de la violencia de los asesinos. Una banda que, a través la extorsión del mal llamado “Impuesto Revolucionario”, han recaudado un promedio anual de 5 millones de euros.
No es de extrañar, por tanto, que los empresarios celebren su final e insten a su disolución inmediata. Peticiones desde todos los ámbitos patronales, encabezados por la CEOE en distintos comunicados. Máxime, porque el valor de la producción a causa de ETA supera los 150.000 millones de ETA.