Si hoy les traigo el mundillo tecnológico no es por un impulso incontrolable de frikismo en grado sumo, sino porque nos aporta casi a diario la prueba irrefutable de que no hay tal crisis, entendida como falta de pasta contante y sonante. O si la hay, si de verdad tomamos la palabra en su justa medida: revolución. Es decir, oportunidad. Ojo con los adalides de la neolengua, que pueden utilizar uno u otro sentido según les vaya la fortuna y la hacienda.
A las cifras me remito. Datos como los 20 millones de unidades del último Samsung Galaxy S3 desde su puesta de largo en mayo, la compra o integración de redes sociales en operaciones de 500 y de 1.000 millones de dólares, o los terminales que ya preparan al menos seis compañías para hacer frente al gigante de la manzana. Aquí no hay crisis, salvo que te duermas en los laureles y te olvides de innovar. O de vender muy bien lo poco que innoves.