Patochada decimonónica legítima

Patochada decimonónica es, desde luego. En la España de hoy, y en la Cataluña de hoy, en lugar de esforzarse por la convivencia, la casta política está decidida a echarle testosterona y romanticismo nacionalista al asunto. Unos y otros. Que si el catalán está perseguido, que si lo perseguido es el castellano; que si Cataluña no es España, que si sí que lo es; que si senyera, que si rojigualda. Patochadas todas, porque desvían el tema importante, que es cómo nos maltratan desde el poder y qué herramientas tiene la ciudadanía para defenderse de esa agresión.

Pero a pesar de ser patochada, y de ser decimonónica, es absolutamente legítima. El mismo miedo que hoy manifiesta la casta política “de Madrid”, por entendernos, es el que tendría el día de mañana la casta “de Barcelona”, por seguir entendiéndonos, si en una Cataluña independiente una región convocara un referéndum porque se siente más española que catalana. Es el miedo endémico del poder político a que la gente hable y se exprese. Y ese miedo hay que combatirlo, todos los días, en todos los ámbitos. Es un deber ciudadano.