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Punto de inflexión

Unos cambios con los que se quiere racionalizar la estructura administrativa de este país, y con la que se pretende también eliminar duplicidades. Una exigencia de Bruselas, que se adelanta en el calendario de reformar mientras se negocia no tener que retrasar todavía más la edad de jubilación.  Es una de esas recomendaciones –en  realidad obligaciones- de la Comisión Europea que hay que cumplir, porque no terminan de fiarse. Y eso que los pronósticos del Gobierno son muy optimistas. El punto de inflexión es el mantra de un Ejecutivo que –parece- empieza a creeerse que las cosas empeizan a mejorar bastante. Lo dice Montoro, lo afirma Fátima Báñez, lo reafirma Guindos y se suma al carro Mariano Rajoy.

Quién lo ha visto y quién lo ve a este Gobierno que, hace dos meses, nos daba un baño de realismo y pintaba un panorama desolador para nuestra economía. Veremos si realmente es tan optimsita hoy el Fondo Monetario Internacional. Presenta, tras aplazarlo el pasado lunes, el informe sobre la economía de nuestro país. Algo que, sin duda, va a tener un clarísimo efecto sobre la evolución de unos mercados que están extremadamente sensibles. Les preocupa lo que pueda decir hoy Ben Bernanke sobre la posible retirada de estímulos económicos en los Estados Unidos, algo que puede tener efectos devastadores para unos mercados que sobreviven en la alegría gracias al dinero que imprimen los bancos centrales.

Aspectos todos macroeconómicos los que van a centrar buena parte de la atención de este miércoles 19 de junio, en el que –casi seguro- van a seguir los reproches entre la banca, las empresas y el Gobierno. Las unas suspiran por la apertura real del grifo del crédito, el Ejecutivo implora que vuelva a fluir el maná del dinero, y los bancos dicen que, por ahora, nanay. No entienden que les pidan que pongan a circular dinero prestado, si luego no hacemos nada más que pedirles que hagan provisiones de créditos.

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