REE y el espíritu del 2 de mayo

 Siguiendo los pasos de Cristina Fernandez de Kirchner, el presidente de Bolivia, Evo Morales, ha expropiado a la filial de la española Red Eléctrica en su país. Una expropiación con matices distintos a la de Argentina con YPF, entre otras cosas porque el Gobierno español, accionista mayoritario de REE fue informado, porque en este caso no ha habido discriminación hacia una empresa española -que era la única accionista de TDE- y porque Morales ha dado garantías a España de que pagará. Aunque a priori Red Eléctrica parece tener el camino más fácil que Repsol en el posible pago, el hecho de expropiar una empresa para nacionalizarla no exime al ejecutivo de Bolivia de haber hecho algo mal. El gobierno de Morales ha convertido en una tradición del 1 de mayo aquello de nacionalizar a las empresas extranjeras y eso supone más riesgo para otras compañías españolas que operan en el país como Telefónica o el BBVA. Sin más excusa que la importancia del sector para el país y bajo la excusa barata y conocida de no invertir en el país, Morales vuelve a poner en marcha la artillería exterior de España -siempre diplomática- secundada por la UE para evitar otro expolio a lo Kirchner. El problema no viene de este caso puntual ni siquiera del de Argentina. Los populistas regímenes latinoamericanos están sembrando precedente y si no hay una respuesta contundente como la del levantamiento del 2 de mayo en versión post moderna y actualizada -afortunadamente ya no se lucha con cacerolas y cañones- podría pasarnos como en época de Carlos IV que viendo pasar a los franceses a punto se estuvo de perder España. El ejecutivo no puede quedarse como espectador en una tensa espera para conocer qué gobernante será el próximo y contra qué compañía. Hugo Chavez en Venezuela y Rafael Correa en Ecuador son apuestas seguras.