Es más. La crisis actual no se explica , o nadie sabe explicarlo, incluso después de ocurrir los hechos. Hay demasiadas burbujas… Demasiada gente diciendo que ya lo habían avisado. Demasiados avisos a toro pasado. Demasiadas agencias que califican y descalifican como árbitros a los que no se puede calificar ni descalificar. Demasiados políticos que dogmatizan en función exclusiva de intereses de partido. Teorías económicas que han servido pero que no sirven. Y en medio de todo, un imparable daño social causado.
Dentro de este panorama resulta interesante leer, no sin decepción, como los dos recientes Premios Nobel de Economía Thomas Sargent y Christopher Sims, creadores de modelos que interrelacionan política y economía dudan de las soluciones a aplicar a los problemas creados. Sargent decía que “Nosotros somos ratones de biblioteca que miran las cifras y tratan de descifrar lo que sucede” y Sims explicaba que si tuviera una respuesta sencilla a los problemas financieros “la habría difundido”. No obstante, consideran que sus métodos son esenciales para aportar soluciones.
Y Antonio Garrigues Walker , en un magnífico articulo que también merece reflexión, publicado en ABC el pasado 19 de Septiembre , nos recordaba lo que Ortega decía sobre situaciones parecidas a los actuales tiempos:“lo que nos pasa es que no sabemos lo que nos pasa y esos es, exactamente, lo que nos pasa". El autor resalta como la acumulación de datos negativos ha puesto en marcha un proceso decadente de grandes proporciones. Y termina, menos mal, con un verdadero acto de fe en la humanidad: “Pero que nadie se inquiete. A partir de ahora – es absolutamente seguro-, las cosas van a empezar a mejorar. La humanidad siempre ha evitado el caos".
Que así sea
José Antonio Saldaña Peña