Hoy, más de seis décadas después, la escena se invierte y se masifica, convirtiéndose en coral. Hoy, mas de un millón de trabajadores "lloran la desaparición de las grúas”, los mismos que se calcula que han perdido su puesto de trabajo relacionado directa o indirectamente con la construcción en los últimos cuatro años, por el cierre de sus empresas o la casi paralización de las que aún aguantan. Y con ellos, todos los españoles, porque a todos nos afecta.
Los datos son demoledores, se calcula que a final de año el numero de viviendas iniciadas estará sobre las 60.000, frente a las casi 700.000 que se iniciaron en 2006, momento álgido del boom inmobiliario. En agosto, según el INE, las ventas cayeron un 38%, un nuevo mínimo histórico. El descenso medio del precio desde 2007 se estima entre un 25% y un 27,1% según las fuentes. Muchas voces señalan que este ajuste de los precios aun será mayor. Así, el Banco de España considera que los precios descenderán un 10% adicional antes de 2013. Richard Ellis lo fija entre un 8 y un 10%, y hasta hay quien pone los ejemplos de otros países donde el ajuste ya alcanza el 38% como en Irlanda o el 33% en USA, aunque sus escenarios son muy distintos. Los constructores que siguen vivos defienden que ya no caben mas bajadas, porque sería entrar en perdidas, lo que es cierto. Otro drama, porque a pesar que lo vieron venir y fueron prudentes, la ola todavía puede alcanzarles. Sin embargo, este país necesita del sector, ya que aunque sea imprescindible un cambio de modelo, en el que su peso sea menor, rellenar su hueco es tarea de muchos años y no se hace por decreto. ¿Que hace falta para que comience a moverse el mercado? En primer lugar que se instale en la mente del comprador la idea de que los precios han tocado suelo, nadie va a comprar si cree que seguirán bajando. Por esto, cuanto antes se toque fondo mejor será para todos. El gran agente inmobiliario de este país, en estos momentos, son cajas y bancos, que tienen adjudicados en torno a 21.000 millones de euros en inmuebles construidos o en construcción, su actitud será clave en la fijación del suelo de la caída. Los promotores aun en activo tendrán poca capacidad de influencia y en este caso pueden ser victimas.
También es necesario que cese el deterioro de la capacidad adquisitiva de los jóvenes. Con un paro superior al 25% en este segmento de población y sueldos mileuristas se hace difícil el acceso a su primera vivienda.
Por otro lado hace falta un cambio de mentalidad en el comprador del mercado de reposición, basado en la venta previa de la casa en que se vive. Los propietarios particulares tendrán que asumir el recibir un 20 o un 30% menos del valor que esperaban, y son muchos quienes prefieren esperar, aunque esa espera implique posiblemente una quita mayor. En el tercer trimestre del año el precio de la vivienda de segunda mano decreció un 5,9% respecto al mismo periodo del año anterior.
Y por ultimo, que exista financiación. Para el comprador, y sin discriminación en función de que la vivienda a adquirir provenga de la cartera de un banco o caja o de otras ajenas, como con cierta razón se quejan los promotores que ocurre y para estos últimos, que todavía existen los que contra viento y marea se niegan a abandonar su actividad. La semana pasada hablaba con uno de los de “clásicos” que resiste y me contaba que quiere iniciar un nuevo proyecto y que la respuesta de muchos bancos es: te concedo la hipoteca siempre y cuando me traigas vendidos previamente el 50% de los pisos ¿A día de hoy alguien compra sobre plano? Otro dato del INE, en Agosto el numero de hipotecas concedidas fue un 41,7%menos que en el mismo mes del año anterior. El grifo de la financiación está cerrado al ladrillo.
Como vemos, el paisaje esta roto y no va ser fácil que las grúas recuperen cotidianeidad. No hasta que vuelva a fluir el crédito y exista un mínimo de confianza.
Sin duda la burbuja inmobiliaria es una de las causas de nuestros males, pero insisto, este país necesita al sector como al agua. Desgraciadamente nos espera un tiempo de sequia de grúas.
A.C. PECKIM
Consultor de Comunicación y Publicidad