Los ingredientes son muy sencillos de conseguir además de baratos, pues tan solo hace falta una coliflor de unos 750 gramos, una cebolla, un pimiento verde, 100 gramos de queso fresco, 3 claras de huevo, 3 cucharadas de leche y otras 3 de aceite de oliva.
A continuación se separa la coliflor en ramos y se cuece alrededor de 15 minutos para después reservarla en una fuente refractaria. Mientras, en una sartén se rehogan la cebolla y el pimiento ya picados y se vierte la mezcla sobre la coliflor.
Por último, se machaca el queso fresco con las puntas de un tenedor y se mezcla con leche, orégano, sal y pimienta, una mezcla con la que se espolvorea la coliflor y se mete en el horno a 180 grados durante unos 20 minutos para que adquiera ese apetitoso tono dorado.