El ‘timo nigeriano’ hace su «agosto» en las tiendas online

El “modus operandi” es muy sencillo: alguien  interesado en nuestro producto se pone en contacto con nosotros  y nos hace varias preguntas al respecto.  Una vez contestadas sus preguntas,  el falso comprador  suele aceptar sin rechistar las condiciones de venta que estipulamos, e incluso más de una vez suele ofrecer más dinero del que pedimos. Es entonces cuando recibimos un correo con los datos del destinatario del artículo, que, en muchas ocasiones, desvela encontrarse en un país determinado pero solicita el envío del producto a un familiar residente en otro país: Nigeria.

Tras este intercambio de información, el vendedor recibe un e-mail que parece proceder de PayPal y que le informa de que el posible comprador ha realizado la transferencia de dinero correspondiente al pago del  producto, pero que el efectivo está siendo retenido hasta la recepción del número de seguimiento del paquete que, supuestamente, tenemos que enviar al propio PayPal. En ese momento, afirma la comunicación, el vendedor recibirá el dinero.

Todo aparentemente normal si no fuese por dos detalles: PayPal no realiza estas retenciones, ya que transfiere directamente el dinero de una cuenta a otra sin requerir ningún número de seguimiento; y a pesar de que aparentemente la dirección de correo pertenece a PayPal, la verdadera dirección de respuesta va asociada a un dominio que nada tiene que ver con esta empresa.

Al poco de recibir el falso mensaje de PayPal, si no se procede al envío del paquete, el vendedor comienza a recibir e-mails del comprador instándole al envío del producto, haciéndose estos correos cada vez más insistentes y groseros.