La ONG Mundo Cooperante ha puesto en marcha “La Solución está en tu Mano”, un proyecto contra la Mutilación Genital Femenina, que consiste en buscar alternativas económicas para mujeres masai (Kenia y Tanzania) con el objetivo de desvincularlas de la práctica de la ablación. Fabrican pulseras artesanalmente que son vendidas en España y con la recaudación obtienen un salario con el que sostener a sus familias.
Maribel Verdú, Juan Ramón Lucas, Macarena García, Patricia Montero, Maite Carrasco, Chema Martínez, Alma Obregón, El Canijo de Jerez, Tomasito y Depedro han participado en la campaña haciéndose fotos con las pulseras.
Mónica Batán, responsable del proyecto en Mundo Cooperante, considera que el éxito del proyecto se encuentra en que aborda la problemática desde una perspectiva diferente: “Esta pulsera además de ser un símbolo de decir NO a la mutilación, supone un empoderamiento de la mujer a través de un salario. Es una forma de que estas mujeres, que han sufrido y practicado la mutilación, se sientan que forman parte de la solución gracias a sus artesanías. Además implica un contacto directo con la población beneficiaria, pues con la compra de la pulsera se entra a formar parte de la solución: «la solución está en tu mano».
La Mutilación Genital Femenina (MGF) comprende todos los procedimientos que, de forma intencional, implican la resección total o parcial o la lesión de los órganos genitales femeninos por motivos no médicos. Las mujeres “cincuncidadoras”, aprenden desde jóvenes la práctica, tienen un gran reconocimiento social y obtienen una elevada contraprestación al tratarse de un delito. Según la OMS se estima que entre 100 y 140 millones de niñas y mujeres han sido sometidas a esta práctica. Un ritual que suele realizarse entre los 4 y los 14 años, aunque en algunos países se ha detectado casos de niñas menores de un año que han sido mutiladas. Cada año 3 millones de niñas y adolescentes sufren esta práctica.
Con vivos y alegres colores, las pulseras son un ejemplo claro de los adornos tradicionales masai que hoy en día siguen conservando. Aunque cada una es diferente y única, todas tienen una característica común: incluyen una X que simboliza a la mujer, encerrada en un rombo, reflejo de como sus derechos están amenazados por la cuchilla de la mutilación.