El presidente ruso, Vladimir Putin, se ha dirigido al Parlamento después de dar su visto bueno al borrador del tratado para la incorporación de Crimea a Rusia. El presidente ha basado en todo momento su discurso en el resultado del referéndum del pasado domingo para demostrar que lo que está ocurriendo en la región es totalmente legal, insistiendo al tiempo en que «Crimea fue y sigue siendo rusa y que solo con ella se convertirá en un territorio soberano».
Un 96% de apoyo en las urnas que ha insistido, es «convincente y representa a todos y cada uno de los habitantes de la península», donde ha asegurado además «nunca se han tenido en cuenta a la población rusa que vive allí», por lo que «era cuestión de tiempo que su país reaccionase». El líder ruso ha querido dejar claro además que desde Moscú respetan los múltiples orígenes del pueblo crimeo, por lo que se permitirá que tengan tres lenguas oficiales: el ruso, el ucraniano y el tártaro.
Vladimir Putin ha intentado respaldar también sus acciones en territorio ucraniano (negando a su vez cualquier tipo de movimiento militar de tropas rusas) en base a los ataques que dice «Occidente ha cometido contra su pueblo» y ha insistido además en tachar a Europa, Estados Unidos y la ONU de cínicos por permitir casos como el de Kosovo, pero no el de Crimea.
Con Ucrania especialmente ha asegurado que «quiere la paz» y que no pretende faltarles al respeto, pero que el ascenso de los nacionalistas en Kiev está haciendo que esto sea cada vez más difícil.