Todo el mundo apunta a que será una proclamación sencilla ante las Cortes, como la que ya hizo su padre el Rey Juan Carlos cuando con ojos vidriosos daba su emotivo discurso. ¿Qué es lo que separa y une a estas dos proclamaciones?
En primer lugar les unirá la ausencia paterna. Don Juan de Borbón, Conde de Barcelona, no estuvo en la conversión de su hijo en Rey de España. Y tampoco lo estará Don Juan Carlos. Desde Casa Real arguyen que no estará para no restar protagonismo a su hijo Don Felipe.
El nuevo Rey jurará sobre la Constitución y no sobre los Principios del Movimiento Nacional del régimen de Franco. No habrá tampoco elementos cristianos porque se ha optado por un ceremonial laico. Y nada de coronaciones, solamente como elementos regios estarán sobre un cojín de terciopelo rojo una corona del SXVII y un cetro de plata.
Don Felipe estará acompañado de su esposa, Doña Letizia y sus dos hijas, Sofía y Leonor, ésta ya como Princesa de Asturias. También estará la Reina Doña Sofía y su hermana la Infanta Elena. Ni rastro de la Infanta Cristina que no está invitada a la fiesta por sus problemas con la justicia. Y ni rastro tampoco de los gritos de Franco Franco o los aplausos mirando hacia la Marquesa de Villaverde que estaba en uno de los laterales…